Buenas noches, y buena suerte

Buenas noches, y buena suerte

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  • Titulo original: Good night, and good luck
  • Dirección: George Clooney
  • Género: Drama
  • Protagonistas: David Strathairn - George Clooney
  • País: Estados Unidos-Inglaterra-Japón-Francia Año: 2005
  • Duracion: 1h33'
  • Elenco: Patricia Clarkson - Jeff Daniels - Robert Downey Jr. - Ray Wise
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

A comienzos de los años 50, la amenaza del comunismo alimentada por la Guerra Fría creó un ambiente de paranoia en los Estados Unidos, y el senador de Wisconsin Joseph McCarthy aprovechó esos temores para lanzar una caza de brujas. Sin embargo, el reportero de la CBS Edward R. Murrow (David Strathairn) y su productor Fred Friendly (George Clooney) decidieron tomar partido, desafiar a McCarthy, y lo desenmascararon como el sembrador del pánico infundado que realmente era. Sus acciones tuvieron un alto precio para ambos hombres, pero se mantuvieron firmes en sus creencias y ayudaron a derrocar a uno de los políticos más polémicos de la historia americana.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras… Un valioso testimonio sobre una época controversial (con inquietantes referencias a la actual política de Estados Unidos), y sobre el rol de los medios de comunicación, filmado en extraordinario blanco y negro y con estupenda labor de David Strathairn.

El enemigo interior

George Clooney sabe de televisión. Es un mundo que le apasiona. Después de todo, se crió en los estudios de televisión de los años 60 y 70, donde su padre Nick era un presentador de talk shows y su tía Rosemary era una figura conocida. Además de haber alcanzado la fama internacional gracias a su rol en E.R., una de las series de televisión más populares de los años ’90. El universo televisivo ya había formado parte de su primera experiencia como director, la estupenda Confesiones de una Mente Peligrosa (2002), una suerte de “autobiografía no autorizada” de Chuck Barris, productor y creador de algunos programas clásicos de la TV norteamericana como "The Newlywed Game" y "The Gong Show", que afirma haber mantenido durante años una doble vida como asesino secreto del gobierno de Estados Unidos.

La relación entre los medios de comunicación y el oficialismo norteamericano vuelve a estar en el centro del nuevo proyecto de Clooney como director, aunque esta vez la apuesta es hacia un tema mucho más controversial. En primer lugar porque fue un caso real (a diferencia de la historia de Barris, nunca comprobada) que constituyó uno de los episodios más vergonzosos de la historia estadounidense del siglo XX; y en segundo lugar –y tal vez aquí radica su redoblado interés como película testimonial y como posicionamiento político- porque lo que cuenta tiene innegables y obvios paralelismos con sucesos recientes que forman parte de ese otro período vergonzoso de la historia que protagoniza Estados Unidos desde que puso en la Casa Blanca a George W. Bush.

Así como la supuesta amenaza comunista de los tiempos de la guerra fría fue aprovechada y explotada por el senador McCarthy hace 50 años, sumiendo a la sociedad norteamericana en una atmósfera de pánico y sospechas que le sirvieron para deshacerse de adversarios políticos, cuestionadores, activistas por los derechos civiles, izquierdistas e intelectuales, de la misma manera el gobierno de Bush viene propagando, desde el 11 de setiembre de 2001, el constante temor de una amenaza terrorista (que tiene su origen, por supuesto, en algún lugar de Medio Oriente) para justificar su millonaria inversión en defensa, sus recortes en salud y educación, sus invasiones preventivas, sus detenciones arbitrarias, sus torturas, sus violaciones a los derechos humanos, sus prisiones secretas, sus miles de víctimas colaterales, y seguramente sus nuevos planes de nuevas guerras preventivas como la que se prepara en Irán en estos días. Un ejercicio interesante, mientras se ve Good Night and Good Luck, es cambiar la palabra “comunista” por “terrorista”, o cualquier referencia a Moscú por Irak o Afganistán (o, mejor aún, Al-Qaeda, porque ahora el enemigo, como se sabe, no tiene una capital concreta). Se comprobará así qué poco ha cambiado la cosa, y de qué manera la historia está condenada a repetirse cambiando apenas algunos detalles.

Se entenderá también por qué es importante que existan hombres (y mujeres) como Edward R. Murrow, que cuestionan las prácticas abusivas de sus propios gobernantes aún a riesgo de ser tildados ellos mismos de “comunistas/terroristas”, es decir, enemigos y anti patriotas. Murrow dejó una huella en la historia del periodismo televisivo porque se animó a decir, desde la pantalla de la televisión, lo que cualquier individuo racional debería reclamarle a sus representantes: responsabilidad, respeto a las libertades civiles, y pruebas concretas de cualquier acusación que se haga en nombre de la libertad y de la democracia (supongo que mencionar aquí lo de las armas de destrucción masiva sería redundante, ¿verdad?). “No podemos defender la libertad afuera mientras la negamos en casa” fue una de sus frases más contundentes.

El caso de Murrow fue particularmente llamativo porque se trataba de un presentador que solía entrevistar a figuras de la farándula y el entretenimiento, cosa que (tal como lo presenta Clooney) no le agradaba en lo más mínimo. Pero era funcionario de la CBS y como tal cumplía órdenes; un funcionario, eso sí, inteligente y con cerebro que también supo entender que se había ganado cierto respeto como para hacer algo bastante más comprometido con lo que estaba pasando en el país. Para ello fue fundamental el apoyo que le brindó su productor Fred Friendly (interpretado por el propio Clooney), y hasta cierto punto también el del director de la CBS William Paley (un estupendo Frank Langella).

Lo mejor de la película, aparte de su reconocimiento a Murrow y su llamado de atención sobre la frivolidad y condescendencia de los medios de comunicación para con el oficialismo, es su estilo. Good Night and Good Luck es una película con estilo, que Clooney sabe aprovechar gracias al aporte de sus principales colaboradores: la estupenda fotografía en blanco y negro es mérito de Robert Elswit, y el impecable diseño de producción pertenece a Jim Bissell, quien ya había colaborado con el director en Confesiones… Pero no es un estilo preciosista ni caprichoso; es sobrio, funcional desde un punto de vista tanto narrativo como dramático, y ayuda al espectador a ubicarse de inmediato en una atmósfera y una época (en eso ayudan tanto la magnífica banda sonora de jazz como el humo de cigarrillo, impensable en los tiempos de hoy). De hecho por momentos recuerda a aquellos programas dramáticos de transmisión en vivo, un viejo modo de hacer ficción en televisión que el propio Clooney homenajeó como productor ejecutivo de Zona de Seguridad (2000), una remake de un clásico de la guerra fría sobre un incidente nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética (dos por tres lo pasan en el canal Warner, y está editado en video).

Mención aparte merece el formidable trabajo de fusión entre ficción e imágenes documentales que hace "convivir" dentro de la película al Murrow interpretado por David Strathairn con el verdadero McCarthy, quien responde y acusa desde los monitores a través de los cuales Clooney elige mostrarlo, en lugar de recurrir a otro actor. El recurso permite redoblar la autenticidad del relato al tiempo que es sumamente inteligente y creativo desde el punto de vista narrativo.

Su otro gran punto a favor es la sobria actuación de Strathairn en el rol de Murrow, a quien le imprime una autoridad ética y moral contundente. Strathairn es un veterano actor secundario, viejo colaborador del director John Sayles (Ocho Hombres Afuera, Escrito en el Agua, Limbo) que ha pasado inmerecidamente inadvertido por la industria y el gran público. Su labor protagónica, que le valió un premio de interpretación en el Festival de Venecia y varias nominaciones, entre ellas para el Oscar, le ha deparado, al fin, un bienvenido reconocimiento.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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