Ficha
Resumen
Las protagonistas de esta historia son prisioneras. Están atrapadas tras un alambrado de púa, temiendo por sus vidas, y siempre soñando con el mundo exterior. Cada intento de fuga se ve frustrado, y la cabecilla es duramente castigada con el aislamiento. Pero ésta no es una prisión cualquiera... y quienes sufren en el interior tampoco son presas comunes. Son las habitantes de la granja de Tweedy, donde toda gallina que deja de poner huevos para el desayuno puede terminar siendo el plato principal para la cena. Pero Ginger y sus compañeras están decididas a huir de tan desgraciado destino. Cada vez les queda menos tiempo, ya que la ambiciosa dueña de la granja, la señora Tweedy, encuentra una nueva manera de producir dinero: transformar a los pollos en deliciosas tartas. Ahora, con la ayuda del extranjero Rocky (un gallo volador, estrella fugada de un circo), las gallinas están incubando el plan de fuga más espectacular en la historia de los gallineros.
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Comentario de Cartelera.com.uy
Heroínas emplumadas
Desde que se convirtió en un cineasta premiado y exitoso (sus cortos animados Creature Comforts, The Wrong Trousers y A Close Shave ganaron el Oscar, respectivamente, en 1990, 1993 y 1995), Nick Park ha sido tentado por Hollywood para desarrollar su talento y pasarse al largometraje de animación. A través del pequeño estudio Aardman que dirije junto a su socio Peter Lord en Inglaterra, Park popularizó los personajes de Wallace y Gromit y, sobre todo, mantuvo vigente un tipo de animación artesanal -basada en muñequitos de arcilla animados cuadro a cuadro- que, ante los avances de la tecnología digital, pareciera cada día más exótica.
"Siempre supimos que queríamos trabajar en sociedad con Hollywood", ha dicho Michael Rose, miembro de Aardman y productor ejecutivo de Pollitos en Fuga. "Pero esperamos hasta establecer acuerdos que garantizaran la creatividad distintiva e independencia de nuestro estudio. Sentimos que así sucedía con este proyecto, que nos permitió traer lo mejor de Hollywood a Bristol, Inglaterra". De manera que Pollitos en Fuga es una película esencialmente británica, tanto que sus personajes -en la versión original que aquí no veremos- hablan con un marcado acento "british" (la nacionalidad de las gallinas también da lugar a varias bromas sobre la "rivalidad" entre ingleses y norteamericanos una vez que entra en escena el gallo Rocky, cuya voz original fue doblada por Mel Gibson).
Es fácil adivinar por qué le interesó a DreamWorks la historia de la película: la clara similitud de ese gallinero con un campo de concentración debió haber llamado la atención de los dueños del estudio, Steven Spielberg y Jeffrey Katzenberg, dos judíos con obvia tendencia a apoyar proyectos vinculados con el holocausto. Por supuesto que Pollitos en Fuga no es La Lista de Schindler con gallinas, pero parte de su inteligente desarrollo tiene que ver con el paralelismo que se traza entre estas aves oprimidas y los judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. No es difícil ver en esa señora Tweedy a un oficial nazi, ni en esa siniestra máquina para hornear pasteles a las famosas "duchas" donde respiraron por última vez millones de judíos.
Aquí hay mucho más humor, sin embargo. Es realmente divertida toda la sucesión de intentos de fuga que las gallinas ponen en práctica (con claras referencias al clásico El Gran Escape, de 1963), y los 15 minutos finales son una maravilla de suspenso y emoción. Hay momentos, de todos modos, en que la acción da paso a mucho diálogo donde la atención decae un poco, pero los realizadores de inmediato la recuperan con alguna frase ingeniosa. La animación es sencillamente brillante, como lo es la ambientación de ese gallinero aparentemente a prueba de fugas.
Y se los digo desde ya: de la misma manera que, después de ver Antz, se me hizo difícil volver a pisar un hormiguero, después de ésta va a pasar un buen tiempo antes que vuelva a entrar en una de esas pollerías de confianza.
Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy