Nebraska

Nebraska

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Presentado por el pop de
  • Titulo original: Nebraska
  • Dirección: Alexander Payne
  • Género: Comedia dramática
  • Protagonistas: Bruce Dern - Will Forte
  • País: Estados Unidos Año: 2013
  • Duracion: 115'
  • Elenco: June Squibb - Bob Odenkirk - Stacy Keach
  • Sitio oficial IMBD
  • Tipo: Película
Presentado por el pop de

Ficha

Resumen

Después de recibir un “premio” de un millón de dólares por correo, Woody Grant (Bruce Dern), un anciano con síntomas de demencia, arrastra a su hijo David (Will Forte) a una travesía desde Montana a Nebraska para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos – rota durante varios años por los continuos desvaríos etílicos de Woody – tomará un cariz distinto ante la sorpresa de la socarrona madre de David (June Squibb) y su triunfador hermano Ross (Bob Odenkirk).

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Nebraska es un álbum de fotografías en blanco y negro de una forma de vida que está desapareciendo, de una forma de ser y de relacionarse que también está desapareciendo, y de una ingenuidad y apego a ciertos valores y costumbres que quizás ya estén en extinción.

Un mundo en extinción

Nebraska es una rareza en estos días, una rareza casi tan rara como encontrar películas sobre viejos testarudos. O películas en blanco y negro. O películas sin estrellas (sin celebridades, quiero decir). Imposible no pensar en Una historia sencilla (The Straight story, 1999), aquella maravilla de David Lynch sobre otro viejo testarudo que se montaba en una pequeña cortadora de césped para recorrer 500 kilómetros desde Iowa a Wisconsin para reencontrarse con un hermano al que no veía hacía años. En este caso, el viejo Woody Grant (genial Bruce Dern) no va al encuentro de nadie sino del millón de dólares que una carta por correo le asegura que ha ganado. De nada sirven los intentos de su hijo David y de su mujer Kate por hacerlo entrar en razón, y explicarle que se trata de una broma o de un engaño de marketing.

Es probable que Woody, muy en su interior, sepa que aquello es un delirio, que no hay ningún millón de dólares esperándolo en Nebraska. Pero la testarudez - y algunos rasgos de demencia - le sirve de excusa para convencer a su hijo de llevarlo hasta allá, quizás en busca de una última aventura, quizás en busca de sus raíces o de viejos afectos y recuerdos perdidos. Quizás en busca de alguna forma de redención porque, verán, el viejo Woody ha tenido una vida de excesos etílicos y de descuidos filiales. Una vida de omisiones y silencios y cosas no dichas que claramente no se arregla con un viaje de unos pocos días, pero algo es algo. La sutil y entrañable manera en que la relación entre Woody y David se va afinando hasta encontrarse es la columna vertebral de esta otra historia sencilla.

El guión del debutante Bob Nelson esperó varios años para ser llevado a la pantalla, y no podía ser otro que Alexander Payne quien lo hiciera, al menos no con esta calidez, sentido del humor y sensibilidad. El director de Las confesiones del Sr. Schmidt (2002), Entre copas (2004) y Los descendientes (2011) rinde homenaje aquí a su estado natal (nació en Omaha, Nebraska, en 1961), donde vive gran parte del año cuando no está en Los Ángeles por cuestiones de la industria. Nebraska - la película - es un álbum de hermosas fotografías en blanco y negro de una forma de vida que está desapareciendo, de una forma de ser y de relacionarse que también está desapareciendo, y de una ingenuidad y apego a ciertos valores y costumbres que quizás ya estén en extinción.

La inocencia de Woody, quien "cree en lo que la gente le dice", es la de un hombre simple que dice lo que piensa y que no reconoce el sarcasmo ni las malas intenciones en los demás. Todos nos hemos cruzado con viejos así, algunos incluso los tenemos bien cerca. ¿No tenemos la sensación, a veces, de que con ellos desaparecerá el testimonio de un mundo que se está desvaneciendo? De eso se trata, también, Nebraska: de lo que estamos dispuestos a heredar y a recibir como herencia. De cómo nos reconocemos en nuestros padres, y también de cómo nos diferenciamos. De tener un sueño y perseguirlo, aunque parezca un delirio. De visitar tíos y tías al menos una vez cada diez años. De recorrer viejas tumbas de parientes lejanos. Del lugar del cual venimos y del lugar hacia donde vamos.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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