Anora

Anora

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Presentado por el pop de
  • Titulo original: Anora
  • Dirección: Sean Baker
  • Género: Comedia dramática-Romance
  • Protagonistas: Mikey Madison - Mark Eydelshteyn
  • País: Estados Unidos Año: 2024
  • Duracion: 139'
  • Elenco: Yura Borisov - Karren Karagulian - Vincent Radwinsky - Lindsey Normington
  • IMBD
  • Tipo: Película
Presentado por el pop de

Ficha

Resumen

Anora (Mikey Madison), una joven trabajadora sexual de Brooklyn, tiene la oportunidad de vivir su propio cuento de hadas cuando conoce y se casa repentinamente con el hijo de un magnate ruso (Mark Eydelshteyn). Cuando la noticia llega a Rusia, su historia de ensueño se ve amenazada cuando los padres del joven viajan a Nueva York para anular el matrimonio por todos los medios posibles. Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes 2024; 5 premios Oscar 2025: mejor película, director, actriz, guion original y montaje.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

Montaña rusa

 

Escribo estas líneas después de la consagración de Anora en los Oscar 2025, donde ganó – de manera un poco sorprendente - cinco estatuillas incluyendo mejor película, director, guion original, montaje (las cuatro para su director, coproductor, guionista y montajista Sean Baker) y mejor actriz protagonista. Nada hacía prever que Anora cerraría de esta manera el año que siguió a su Palma de Oro en Cannes. Sean Baker es un cineasta premiado en círculos de cine independiente y admirado por la crítica en general, pero lo más cerca que había estado de los premios de la Academia había sido en 2018 cuando Willem Dafoe fue candidato (y debió haber ganado) por su papel secundario en The Florida Project (2017).

 

El cine de Sean Baker les da voz y protagonismo a seres generalmente marginados: inmigrantes ilegales (Take out, 2004), estafadores callejeros (Prince of Broadway, 2008), mujeres de edades diferentes que establecen amistades improbables (Starlet, 2012), chicas trans con sus corazones rotos (Tangerine, 2015), madres solteras con hijas que crecen solas (The Florida Project, 2017), ex estrellas porno en busca de redención (Red Rocket, 2021). No suele ser material para el Oscar. Tampoco, en apariencia al menos, las desventuras de una joven trabajadora sexual de Brooklyn que cree estar viviendo su propia versión de Cenicienta. Pero algo debe estar cambiando en el gusto de la Academia últimamente para incluir y premiar películas como Anora.

 

Ahora bien, ¿es Anora la mejor película del año o apenas una muestra más de que la Academia cada tanto se equivoca y sobrevalora por razones no estrictamente cinematográficas films menores como Crash, Green Book, CODA (y la lista podría seguir)? La respuesta la tendrá cada quien de acuerdo a sus gustos y criterios. En mi opinión, ni una cosa ni la otra. No, Anora no es la mejor película del año, ni siquiera es la mejor película de Sean Baker (personalmente prefiero cualquiera de sus dos últimas, The Florida Project y Red Rocket) pero da gusto que los miembros de la Academia se hayan fijado en ella. Es una forma de reivindicar un cine verdaderamente independiente, no sólo en términos financieros (la película costó unos cinco millones de dólares, un presupuesto ridículo para el estándar de Hollywood) sino también creativos: Anora es una película fresca, original, irreverente, sin ninguna estrella en su elenco y que no pide permiso a nadie para ser lo que es. Es entendible que tenga sus detractores; una película tan libre y tan alejada de las convenciones del cine mainstream (ese que suele ganar el Oscar) no puede ni debe gustarle a todo el mundo.

 

Lo más destacable es que no pretende ser un cuento moral sobre la prostitución. Esto no es Mujer bonita, donde Julia Roberts encontraba a su príncipe azul a bordo de un descapotable en Beverly Hills; tampoco es Monster, donde ejercer la prostitución era sinónimo de una vida de martirio y abusos cuya única salida era la furia y el crimen. Ani, o Anora (una increíble Mikey Madison), parece ejercer su oficio libremente, o al menos libre de penurias y abusos (el único abuso que comete su empleador es no pagarle el seguro social, algo que no parece ser un problema para ella). Eso no quiere decir que no pretenda encontrar una vía de salida hacia una vida mejor, quizás hacia su propia forma de cuento de hadas. Para Ani, eso se le presenta en la forma de un muy joven y despreocupado heredero ruso, capaz de gastar billetes por minuto con una facilidad inusitada. Con esa misma facilidad, ambos jóvenes terminan prometiéndose amor eterno en una capilla de Las Vegas… Algo así no puede, obviamente, tener un final feliz.

 

Anora comienza como una comedia romántica bastante desprejuiciada, con una primera parte en la que se acumulan las escenas de sexo, alcohol y drogas. Pero cuando la historia da un giro, comienza otra película: una comedia bastante absurda y delirante, con momentos incluso de comedia física que no tendrían nada que envidiarle a Los Tres Chiflados. Todo ese tramo intermedio se me antoja lo más flojo de la película; una larga escena interminable de golpes, gritos y porrazos en los que Anora intenta defender con uñas y dientes (literalmente) su fantasía romántica frente a un grupo de supuestos matones rusos (y armenios) que no implican ningún peligro real para la joven protagonista. Nunca se sienten como una verdadera amenaza, es más: son bastante torpes y bufonescos. Pero probablemente esa haya sido la intención de Baker en primer lugar; no se trata de una joven indefensa enfrentada a la mafia rusa. Hay hasta un dejo de complicidad creciente entre Anora y sus ¿escoltas?, ¿bravucones?, particularmente con el misterioso e impredecible Igor (notable Yura Borisov). En este aspecto, Anora es la definición perfecta del personaje femenino empoderado, incluso en su derecho a equivocarse, en su ingenua pretensión del cuento de hadas que puede evaporarse en un segundo.

 

Anora puede ser también un comentario sobre la volatilidad del amor romántico en estos tiempos, sobre la búsqueda frenética y algo inconsciente de la felicidad rápida, del éxito inmediato, del sueño imposible. Y no es un comentario del todo feliz. Contrariamente a lo que el tono de la película parecía indicar, los minutos finales resultan ser (además de un prodigio de dirección y actuación que resignifica toda la película) un amargo recordatorio de que la realidad suele ser mucho más dura y compleja que un estúpido cuento de hadas.

 


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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