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Ficha

Resumen

Con los auspicios de Guillermo del Toro (El Espinazo del Diablo, El Laberinto del Fauno) llega esta inquietante historia que pertenece al mismo género que Los Otros: casa grande y antigua habitada por fantasmas. Laura (Belén Rueda) regresa con su familia al orfanato en el que creció de niña, y descubre que los juegos de fantasía que despiertan la imaginación de su hijo son en realidad indicios de un pasado oscuro, lleno de secretos que esperan ser revelados… Ganadora de 7 premios Goya, incluyendo mejor director novel y mejor guión (Sergio Sánchez).

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: A pesar de las semejanzas con películas recientes del género (particularmente Los Otros), se trata de un relato eficaz, inquietante, sombrío, y finalmente triste. Muy buena labor de su protagonista Belén Rueda.

Los niños perdidos

Detrás de este proyecto, como productor ejecutivo y gran auspiciante, se encuentra el mexicano Guillermo del Toro, director de El Espinazo del Diablo (2001) y El Laberinto del Fauno (2006). Ambas películas conjugaban lo sobrenatural (niños fantasmas en la primera, criaturas y reinos mitológicos en la segunda) con la cruda realidad de la guerra civil española. Y sobre todo confirmaban a Del Toro como uno de los más atractivos realizadores de cine fantástico de la actualidad. Parecía lógico que se interesara en apoyar esta historia sobre fantasmas –reales o imaginarios- que habitan en un caserón cerca de la costa.

El asunto recuerda a Los Otros (2001), aquel suceso de taquilla de Alejandro Amenábar que también involucraba a niños, una madre y una casona aislada en medio de la bruma. Allí también había un comentario lejano sobre la guerra, como en las películas de Del Toro, pero en El Orfanato no se menciona ningún tipo de conflicto político. Sin embargo, hay quienes han querido ver algún comentario sobre las víctimas, los huérfanos, y los desaparecidos de la guerra civil –un conflicto cuyos fantasmas siguen vivos para la sociedad española- en este asunto de suspenso, en el que Laura (una estupenda Belén Rueda) regresa al orfanato en el que se crió de niña con la intención de acoger a una nueva generación de huérfanos discapacitados. Le acompañan su marido, que es médico, y el hijo de ambos, Simón, que muy pronto se sabrá que es adoptado y que además padece una enfermedad.

Es muy importante para el relato que este niño “compre” de inmediato al espectador con su inocencia y su encanto, y ciertamente el pequeño Roger Príncep lo logra desde su primera escena. Porque la trama se dispara con sus juegos infantiles y su imaginación -o al menos eso cree en principio Laura- para luego revelarse como el nexo entre la realidad actual de esa pequeña familia y los lúgubres secretos del pasado que se esconden en los rincones de esa casa crujiente, añeja. Los juegos infantiles tienen mucho que ver, y también la necesidad de creer en algo para conseguirlo, aunque más no sea como parte de una ilusión que puede ser, al mismo tiempo, una forma de negar una realidad que no se quiere ver.

El debutante en el largo Juan Antonio Bayona (ganador del Goya como mejor director novel) pasa la prueba como un narrador eficaz, capaz de generar climas oscuros, inquietantes –de esos que conectan con nuestros miedos primarios, que acarreamos desde la infancia- o directamente tristes (más que una película de terror o suspenso, El Orfanato es un drama sombrío y profundamente triste, por más que Bayona y el guionista Sergio Sánchez intenten suavizarlo con una forma de final feliz). En definitiva se trata, como en Los Otros y El Laberinto del Fauno, de una película sobre la infancia, la relación madre-hijo y la muerte, y se sabe que de esa combinación no puede salir nada demasiado feliz. Lo que sí sale, a pesar de una fórmula algo familiar, es una buena película.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy