Siempre hay tiempo para reír

Siempre hay tiempo para reír

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Presentado por el pop de
  • Titulo original: Funny people
  • Dirección: Judd Apatow
  • Género: Comedia dramática
  • Protagonistas: Adam Sandler - Seth Rogen
  • País: Estados Unidos Año: 2009
  • Duracion: 2h26'
  • Elenco: Leslie Mann - Eric Bana - Jonah Hill - Jason Schwartzman
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
Presentado por el pop de

Ficha

Resumen

La tercera película que dirige Judd Apatow (Virgen a los 40, Ligeramente embarazada) cuenta la historia de George Simmons (Adam Sandler), un exitoso comediante de stand up que se entera que padece una enfermedad incurable. Su deseo de establecer una genuina amistad antes de que sea demasiado tarde lo lleva a “adoptar” a Ira Wright (Seth Rogen), un aspirante a comediante más joven que el.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: El director Judd Apatow y el actor Adam Sandler recuerdan con cierta nostalgia sus primeros tiempos en la comedia. Irregular y demasiado larga, posee de todos modos algunos momentos geniales. Una comedia seria.

El payaso que llora

Desde hace unos pocos años existe la sensación de que Judd Apatow (New York, 1967) es algo así como un renovador de la comedia estadounidense. Y en cierto modo es así. Ha estado vinculado a algunos de los íconos del humor norteamericano de los últimos años (Garry Shandling, Ben Stiller, Jim Carrey, Tom Arnold, Will Ferrell, Adam Sandler, Steve Carell). Ha producido y/o guionado algunas de las mejores comedias recientes (Súper Cool, Piña Express). Y, en general, se le reconoce el mérito no menor de haber pensado que el público adulto también merece una buena comedia de vez en cuando, entre tanto producto más bien idiotizante dirigido a adolescentes. Y allí están las dos primeras películas que dirigió - Virgen a los 40 (2005) y Ligeramente Embarazada (2007) - para demostrarlo.

Su tercer proyecto como director y guionista es un claro homenaje a un mundo que conoce muy bien: el de los comediantes de stand-up, el del humor de escenario. Apatow se mudó a Los Ángeles a los 17 años, donde su primer trabajo fue como lavaplatos en un club de comedia, trabajo que aceptó para poder conocer a algunos de sus ídolos. Uno de sus mentores fue precisamente Garry Shandling, quien lo contrató como escritor para su programa The Larry Sanders Show (1992-1998). De manera que es bastante lógico pensar que el personaje de Ira Wright (a cargo de Seth Rogen) sea una especie de álter ego del propio Apatow.

El joven Ira sirve comida en la rotisería de un supermercado, pero sueña con ser una estrella del stand-up (“algún día voy a estar en la tele”). A pesar del consejo de sus amigos y conocidos, de vez en cuando lo dejan presentarse en un club de comedia, donde no logra arrancar las risas que desearía. En una de esas noches conoce a George Simmons (Sandler), un popular y muy exitoso comediante que acaba de enterarse que va a morir: posee una rara enfermedad en su sangre y no parece haber cura conocida, por lo que sus médicos recomiendan un tratamiento experimental con muy pocas chances de éxito. George contrata a Ira como ayudante y escritor, y al mismo tiempo –casi tanto como lo maltrata - lo empuja a entrenar su oficio ante el público. Claramente George es para Ira lo que Shandling fue en la carrera de Apatow.

De hecho la película está llena de referencias a los inicios no sólo del propio Apatow sino también de Sandler, quienes fueron compañeros de cuarto en los tiempos en que este último ganaba popularidad como una de las figuras más ascendentes de Saturday Night Live. El video casero que abre la película, donde se ve a un joven Sandler haciendo bromas telefónicas hilarantes, pertenecen a esa época; quien está detrás de la cámara es el joven Judd Apatow. Y la presencia fugaz de comediantes más o menos famosos (Andy Dick, Charles Fleischer, Paul Reiser, Sarah Silverman, Ray Romano) no hace sino subrayar el hecho de que la película es el retrato sentido, cálido y nostálgico de un universo, unos ambientes y unos tipos humanos que Apatow y Sandler conocen a la perfección.

Funny People (me niego a usar el bochornoso título español; o, como diría una amiga: “siempre hay tiempo para” arruinar un título original) es al mismo tiempo la película más interesante de Apatow y también la más irregular. Es evidente que se trata del proyecto más personal y ambicioso de su autor, algo que denotan tanto los constantes cameos y guiños internos como la extensa duración (dos exageradas horas y 20 minutos) y también la conjunción de humor y drama. Porque Funny People trata en definitiva sobre cómo un tipo cuyo trabajo es hacer reír lidia con la perspectiva de su propia muerte. Pero lo hace con la misma fórmula que cualquier otra película de Apatow y sus amigos: reivindicando la amistad entre varones, abusando de chistes sexuales (hay una particular obsesión con los genitales masculinos), y finalmente apelando a la melancolía y la emoción. Por momentos el humor es de corte grueso y muy básico, y de repente hay diálogos y escenas geniales, como cuando George le pide a Ira que lo mate, o el primer encuentro con el médico escandinavo.

Pero el mayor problema de Funny People son sus últimos 50 minutos, o algo así, desde el momento en que la historia de George da un giro que conviene no anticipar. Hasta allí, además de un homenaje al mundo de la comedia, el centro de la película era la relación entre Ira y George, que tiene mucho de Pygmalion (la obra de George Bernard Shaw en la que un profesor acaba enamorándose de una chica pobre a la que transforma en una dama). De hecho esa relación está prácticamente construida como si se tratase de una historia de amor/odio; si los protagonistas fueran de sexos diferentes seguramente terminarían en la cama. Pero como son dos hombres heterosexuales, Apatow introduce un personaje femenino (la ex novia de George, interpretada por Leslie Mann) con el objetivo de desviar hacia una subtrama romántica no sólo innecesaria sino intrascendente. La visita de Ira y George a la casa de ella se estira exageradamente, haciendo perder pie y efectividad a una comedia cuyo verdadero interés, a esa altura, ya había quedado atrás.

Está claro que quien busque la típica comedia familiar de Adam Sandler saldrá bastante decepcionado, quizás no tanto como cuando vio Embriagado de Amor (2002) sin saber que era una película de Paul Thomas Anderson, pero decepcionado al fin. Y quien se haya reído a carcajadas con Virgen a los 40 o con Ligeramente Embarazada encontrará que Funny People es una película por momentos demasiado “seria”. Es que de eso se trata la cosa, hasta cierto punto: de ver la otra cara de la comedia, el lado oscuro de los humoristas. Ver a un payaso que llora, aún cuando decide salir a hacer la función.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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