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Ficha

Resumen

Han pasado siete años desde que 'Oso' cayó preso por homicidio y robo a mano armada. 'Oso' (Julio Chávez) es un hombre parco, impredecible, violento, y es probable que en todos estos años no le haya dicho a nadie lo que oculta en sus silencios y en la tristeza de su mirada. Alicia, su hija, cumplía un año el día del asalto y Natalia, su mujer (Soledad Villamil), quizás nunca lo haya perdonado. Ahora, mientras sale a la calle en libertad condicional, solo piensa en volver a empezar y en recuperar a su familia.

Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

Un western urbano

El hombre acaba de salir de la cárcel. Ya se nos contó, en pocos minutos y con una precisión absoluta, que estuvo preso por el violento robo a un banco. Entra a un comercio, y, fuera de cuadro, el vendedor le muestra opciones de lo que quiere comprar. Parece que están hablando de armas ("este tiene tambor más grande"), pero no. Cuando finalmente vemos a qué se estaban refiriendo, nos queda claro de qué viene la mano: no se trata -al menos no en primer lugar- de un delincuente que sale en busca de venganza, sino al rescate de su familia. Y eso nos gusta.

Lo que viene después, bueno, es parte de las circunstancias. Si vos sos un delincuente curtido tanto por la calle como por la cárcel, y alguien te niega la parte del botín que te corresponde y por la cual pasaste esos años encerrado, no se supone que te quedes cruzado de brazos. Sin embargo, el 'Oso' -que así le llaman al tipo- no opta por el camino fácil: se consigue un laburo, se muestra paciente -aunque exigente- con quien le debe, y hasta termina por aceptar un nuevo 'encargo' que, de salir mal, seguro lo devuelve a prisión. Y en todo momento el personaje actúa fiel a sí mismo, nunca trata de engañarse ni de engañarnos. Acá no se trata de comenzar una nueva vida y retomar el camino de la legalidad. El 'Oso' es un delincuente, si necesita dinero lo va a tomar de donde sea, pero es un delincuente que adora a su familia, y que necesita profundamente ganarse la confianza de su hija, a quien no vio crecer.

Lo notable es que el personaje nunca dice sus intenciones, como en la mayoría del cine argentino o de cualquier parte, sino que comprendemos lo que quiere únicamente por sus acciones. El cine es sobre todo eso, acción, y el uruguayo Adrián Caetano lo sabe. Por eso su película abunda en imágenes y no abusa de las palabras. Y cuando las hay, en general, son las palabras precisas. En ese sentido, el personaje del 'Oso' es de una construcción perfecta. Antihéroe lacónico si los hay, recuerda al "Hombre sin Nombre" que hacía Clint Eastwood en los spaghetti westerns de Sergio Leone, tanto por la precisión de su accionar como por lo acotado de sus expresiones. Ni una palabra, ni un gesto de más. Solo que en lugar de poner en práctica una jugosa ironía, el del 'Oso' es un desencanto implacable.

La labor de Julio Chávez es perfecta; por donde se lo mire no hay qué reprocharle. A su lado está muy bien Luis Machín como el infeliz nuevo concubino de su esposa, quien tiene una escena memorable cuando entra borracho al bar. En cambio, la película pierde un poco de fuerza debido a la inconvincente actuación de Soledad Villamil, una actriz muy buena que aquí luce demasiado esforzada en componer a una mujer humilde.

Chávez, entonces, se roba la película entera, pero Un Oso Rojo es fundamentalmente la confirmación de que Caetano (que es montevideano, e hincha de Peñarol) es uno de los mejores narradores del cine argentino actual. Después de Pizza, Birra, Faso (que dirigió junto a Bruno Stagnaro en 1998) y la aún no estrenada en Uruguay, Bolivia (2000), Un Oso Rojo lo muestra como un director segurísimo de sus medios, que sabe de géneros cinematográficos y cómo aplicar sus reglas con creatividad. Son excelentes todas las secuencias de acción, con una probable culminación en ese asalto al son del Himno argentino.

Pero sobre todo Caetano es un director que prioriza una historia y unos personajes por sobre el despliegue de recursos y efectitos. Y que crea historias simples pero absolutamente conectadas con la realidad. Lo suyo es cine puro, cuadro a cuadro, intenso, contundente.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy